Subi la montaña poco a poco esquivando las ramas, grietas y pruebas pero me quedé justo a un paso de la cima. Da lástima porque la vi tan cerquita que casi tocaba mi sueño con los dedos pero se me escapó. Tuve que recoger mi bandera y volverla a enrollar con el mastil.
Me di la vuelta con una media sonrisa sintiendome contenta por cómo había recorrido el camino y orgullosa de haber llegado hasta alli. Todavía conservo la bandera, quiero esperar o buscar otra oportunidad y poder clavarla con fuerza...